En este video, vamos a profundizar en un tema importante que ha dominado los debates en los últimos años: el crecimiento de la deuda nacional de México durante la presidencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). A pesar de las reiteradas garantías del presidente de que su gobierno no cargaría al país con más deuda, las cifras oficiales publicadas por la Secretaría de Hacienda muestran un panorama diferente.
A lo largo de este video, exploraremos cómo la deuda nacional creció significativamente durante su administración, a dónde se asignó el dinero y cómo se compara con las administraciones anteriores. También analizaremos las implicaciones de esta creciente deuda para el futuro económico de México y lo que nos espera bajo el liderazgo de la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum.
Comencemos mirando las cifras clave de la deuda pública de México durante los seis años de mandato de AMLO.
Cuando Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia en diciembre de 2018, hizo varias promesas clave, una de las cuales fue que su administración no asumiría más deuda. Se comprometió a que las finanzas de México se manejarían con prudencia, evitando el tipo de irresponsabilidad fiscal que había plagado a las administraciones anteriores.
Sin embargo, a pesar de estos compromisos iniciales, la deuda nacional aumentó cada año durante su mandato, alcanzando niveles sin precedentes al final de su presidencia. Esto plantea la pregunta: ¿cómo llegamos a esta situación y cuál fue la fuerza impulsora de este aumento de la deuda?
Analicemos los datos año por año para entender cómo creció la deuda de México bajo el gobierno de AMLO. En 2019, el primer año de su administración, la deuda nacional se situó en 10,8 billones de pesos. Esta ya era una suma importante, pero sería solo el principio.
En 2020, la deuda había ascendido a 12 billones de pesos. Este aumento se puede atribuir en gran medida a las consecuencias económicas de la pandemia de COVID-19, que obligó al gobierno a aumentar el gasto en un esfuerzo por amortiguar el impacto en la economía y brindar apoyo a los afectados por los confinamientos y las restricciones.
En 2021, la deuda nacional continuó su trayectoria ascendente y alcanzó los 13 billones de pesos. El gobierno mantuvo una política de alto gasto público, con foco en programas sociales y megaproyectos, que requerían financiamiento adicional. A pesar de algunos esfuerzos por generar ingresos a través de reformas tributarias, la economía seguía recuperándose y la deuda seguía aumentando.
En 2022, la deuda había vuelto a aumentar a 14 billones de pesos. Esto marcó otro hito importante, pero no fue el final. En 2023, la deuda alcanzó los 14,8 billones de pesos, y en 2024, justo antes de que AMLO dejara el cargo, se disparó a más de 17 billones de pesos, un máximo histórico y el nivel más alto de deuda pública en la historia del país. Se trata de una cifra asombrosa, que refleja tanto los continuos desafíos fiscales como la creciente dependencia del endeudamiento para financiar la agenda del gobierno.
Para entender la magnitud de esta deuda, es importante entender lo que significan 17 billones de pesos para la economía mexicana. Para tener una perspectiva, esta cantidad representa aproximadamente la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) de México. En otras palabras, si se dividiera la deuda del país de manera equitativa entre todos los mexicanos, cada persona debería teóricamente alrededor de 135.000 pesos. Se trata de una carga enorme, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos de los afectados probablemente viven con ingresos fijos o no tienen los medios para contribuir al pago de la deuda.
Pero, ¿cómo se compara la deuda de México con la de otros países y con la de administraciones anteriores? Veamos el contexto histórico.
Para entender la importancia de la acumulación de deuda de AMLO, es útil compararla con los niveles de deuda de los mandatos presidenciales anteriores.
En 2000, cuando Vicente Fox asumió el poder, la deuda pública se situaba en 1,1 billones de pesos. Al final de su presidencia, en 2006, la deuda había aumentado a 1,6 billones de pesos, lo que representó un aumento de alrededor del 40%. Si bien se trató de un aumento relativamente modesto, fue el inicio de una tendencia que vería a la deuda aumentar significativamente en los años siguientes.
Durante el gobierno de Felipe Calderón, la deuda pública de México aumentó de manera más drástica. Cuando dejó el cargo en 2012, la deuda se había más que duplicado, alcanzando los 5,6 billones de pesos. Esto fue resultado de diversos factores, entre ellos la crisis financiera mundial de 2008, que obligó al gobierno a asumir más deuda para estabilizar la economía.
El aumento más significativo se produjo durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuya administración implicó un marcado aumento de la deuda nacional. Cuando dejó el cargo en 2018, la deuda había alcanzado los 10,5 billones de pesos, casi el doble de la cifra que dejó Calderón. Este aumento de la deuda fue impulsado por un importante gasto público en proyectos de infraestructura, programas sociales y reformas del sector energético.
Ahora, comparemos esto con la situación bajo el gobierno de AMLO. Como mencionamos antes, para 2024, la deuda se había disparado a 17 billones de pesos, un aumento del 60% en comparación con el último año de mandato de Peña Nieto. Esto significa que la administración de AMLO vio un aumento de la deuda que no solo fue mayor que los observados bajo presidentes anteriores, sino también mucho más rápido en su acumulación. Está claro que la promesa de AMLO de evitar asumir más deuda no se cumplió, y la carga de la deuda ha seguido creciendo bajo su liderazgo.
Ahora que conocemos las cifras de la deuda, es importante entender a dónde fue a parar todo ese dinero prestado. El gobierno de AMLO dirigió gran parte de su gasto hacia programas sociales y megaproyectos que eran fundamentales para su visión del futuro de México. Analicemos las áreas clave de gasto.
- Programas sociales: Uno de los pilares de la presidencia de AMLO fue su compromiso de ampliar los programas sociales, especialmente para los sectores más vulnerables de la sociedad. Programas como “Pensión Bienestar” para adultos mayores, “Jóvenes Construyendo el Futuro” para empleo juvenil y “Sembrando Vida” para desarrollo rural requerían de una financiación significativa. Estos programas fueron diseñados para reducir la pobreza, mejorar los resultados en materia de educación y salud y crear empleos, pero también supusieron una pesada carga financiera para el gobierno.
- Megaproyectos: Otro rubro clave de gasto fueron los ambiciosos proyectos de infraestructura de AMLO, que incluyeron la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, el proyecto del Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. AMLO consideró que estos proyectos eran vitales para el desarrollo del país, pero los críticos han planteado dudas sobre su relación costo-beneficio y los beneficios a largo plazo que proporcionarán. Algunos sostienen que estos proyectos son financieramente insostenibles y no ofrecen los resultados prometidos.
- Pagos de deuda pública: Una parte importante del gasto del gobierno también se destinó al pago de los intereses de la deuda pública existente en México. Los pagos de intereses de esta deuda representan una importante sangría para las finanzas del país y complican aún más la capacidad del gobierno para invertir en otras áreas de la economía.
De cara al futuro, resulta evidente que es probable que la tendencia al alza de la deuda continúe. Según las proyecciones de la Secretaría de Hacienda, se espera que la deuda nacional de México alcance los 18 billones de pesos en 2025. Si bien esto puede no amenazar de inmediato la estabilidad económica de México, es una señal preocupante de los crecientes desafíos fiscales del país.
James Salazar, subdirector de análisis económico de Citibanamex, ha señalado que, aunque los niveles de deuda de México aún son manejables, deberían servir de advertencia a los futuros gobiernos. El problema clave, sostiene, es la falta de un crecimiento suficiente de los ingresos gubernamentales para hacer frente al aumento de los gastos. Si esta tendencia continúa, podría conducir a una situación en la que el gobierno tenga una flexibilidad limitada para gestionar sus finanzas.
Mientras AMLO se prepara para dejar el cargo, todas las miradas están puestas en su sucesora, Claudia Sheinbaum, y en si podrá revertir la tendencia al alza de la deuda. Si bien Sheinbaum ha hecho promesas de mejorar la situación financiera de México, aún está por verse si podrá equilibrar las prioridades de gasto del gobierno con la necesidad de disciplina fiscal.
En conclusión, la deuda nacional de México ha crecido a un ritmo alarmante durante la presidencia de AMLO, alcanzando niveles sin precedentes. Si bien la deuda se utilizó para financiar importantes programas sociales y proyectos de infraestructura, su impacto a largo plazo sigue siendo incierto. De cara al futuro, será crucial que la próxima administración encuentre una forma de reducir la dependencia de la deuda y garantizar un crecimiento económico sostenible.
Entonces, ¿qué piensa usted? ¿Cree que el gobierno de Claudia Sheinbaum podrá controlar la creciente deuda o que los problemas fiscales de México seguirán aumentando? Déjenos saber su opinión en los comentarios a continuación.
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¡Gracias por mirar y nos vemos en el próximo video!
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