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Claudia SHEINBAUM vs Donald TRUMP: ¿Quién CONTROLA A Quién?

La reciente victoria electoral de Donald Trump y su inminente regreso a la Casa Blanca han generado preocupación en México. Las promesas y amenazas que el expresidente estadounidense lanzó durante su campaña electoral, centradas en medidas severas sobre comercio, inmigración y seguridad fronteriza, configuran un escenario potencial de tensiones y conflictos entre los dos países vecinos. Frente a este panorama, la presidenta Claudia Sheinbaum, líder de México y primera mujer en ocupar este cargo, enfrenta la difícil tarea de tomar decisiones estratégicas que definirán el rumbo de la relación bilateral y la estabilidad económica y social del país en los próximos años.  

Claudia SHEINBAUM vs Donald TRUMP: ¿Quién CONTROLA A Quién?

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Una de las promesas más contundentes de Donald Trump durante su campaña ha sido su intención de intensificar la lucha contra la inmigración indocumentada. Entre sus propuestas destaca la contratación de 10,000 nuevos agentes fronterizos y el uso de recursos militares para reforzar la seguridad en la frontera sur de Estados Unidos. A pesar de que los cruces ilegales han disminuido considerablemente en los últimos años, esta postura podría transformar a México nuevamente en el epicentro de una política migratoria más estricta y severa.  

Trump ha anunciado su intención de implementar el programa de deportación más grande en la historia de Estados Unidos, dirigido a los cerca de 11 millones de inmigrantes indocumentados, de los cuales aproximadamente 4 millones son mexicanos. De materializarse esta política, las consecuencias para México serían devastadoras.  

La economía mexicana depende en gran medida de las remesas enviadas por los migrantes en Estados Unidos. En 2023, estas remesas alcanzaron un récord de 63,000 millones de dólares. Si se concretan las deportaciones masivas, esta fuente vital de ingresos se reduciría drásticamente, asestando un fuerte golpe a la economía nacional y agravando la presión sobre un mercado laboral ya saturado.  

Ariel Ruiz Soto, analista del Migration Policy Institute, advierte que las políticas de Trump podrían dificultar el ingreso legal de los migrantes a Estados Unidos y propiciar rechazos rápidos en la frontera, intensificando la crisis migratoria y social en la región. Por su parte, Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante, subraya que el desempleo podría incrementarse en México debido a la competencia por empleos que surgiría con la llegada masiva de deportados.  

Además del impacto económico, México enfrentaría una crisis humanitaria de gran escala. La llegada de millones de deportados representaría un desafío en términos de vivienda, empleo y servicios sociales. La infraestructura del país sería puesta a prueba, y la percepción de la relación bilateral entre México y Estados Unidos podría deteriorarse aún más, generando tensiones diplomáticas adicionales.  

En el ámbito comercial, Trump ha planteado imponer aranceles de hasta un 25% o más a todos los productos provenientes de México, condicionando su implementación a que el gobierno mexicano detenga el flujo de drogas y migrantes hacia Estados Unidos. Este tipo de medidas podrían tener un impacto sin precedentes en la economía mexicana, que depende en gran medida de su vecino del norte, con un 80% de sus exportaciones dirigidas al mercado estadounidense.  

Uno de los sectores más vulnerables ante esta amenaza es la industria automotriz, pilar de la economía mexicana. México exporta aproximadamente 90,000 millones de dólares en vehículos terminados a Estados Unidos, lo que equivale al 5% del PIB nacional. Cualquier interrupción en este comercio afectaría tanto a empresas mexicanas como a estadounidenses que dependen de componentes y productos manufacturados en México.  

William Jackson, economista de Capital Economics, señala que México es actualmente una de las economías más expuestas a las políticas arancelarias de Trump. La imposición de tarifas elevadas no solo impactaría la producción y el empleo en México, sino que también aumentaría los costos de producción y los niveles de inflación en Estados Unidos, afectando directamente a los consumidores estadounidenses.  

En 2023, el comercio bilateral entre ambos países superó los 700,000 millones de dólares, posicionando a México como el segundo socio comercial más grande de Estados Unidos, solo por detrás de Canadá. Esta interdependencia comercial resalta que las políticas proteccionistas de Trump no solo perjudicarían a México, sino también a la propia economía estadounidense.  

Durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), México adoptó un enfoque de "patriotismo económico", buscando diversificar sus alianzas comerciales y reducir su dependencia de Estados Unidos. AMLO fortaleció relaciones con potencias como China y países de la Unión Europea, además de implementar políticas para fomentar la industria nacional, como la producción de energías renovables y la construcción de infraestructura clave, incluyendo el Tren Maya y la refinería Dos Bocas.  

Como sucesora de AMLO, Claudia Sheinbaum enfrenta el desafío de continuar esta línea de independencia económica mientras lidia con las presiones externas de Donald Trump. Sheinbaum, reconocida por su enfoque progresista y su sólida gestión en la Ciudad de México, ha manifestado que trabajará para mantener relaciones basadas en el respeto mutuo y la cooperación multilateral.  

Un gesto que refleja esta postura ocurrió mientras Trump celebraba su victoria presidencial: Sheinbaum desayunaba con Larry Fink, CEO de BlackRock, una de las firmas de inversión más importantes del mundo. Este encuentro simboliza el compromiso del gobierno mexicano de proyectar fortaleza y autonomía frente a las presiones externas.

Entre las declaraciones más alarmantes de Trump destaca su intención de utilizar la fuerza militar contra los cárteles de la droga en México, incluso sin el consentimiento del gobierno mexicano. Esta propuesta, reiterada en entrevistas recientes, representa una grave amenaza a la soberanía nacional.  

Roberto Velasco Álvarez, responsable de América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores, subrayó: "Somos un país que debe respetarse. No somos colonia ni protectorado de nadie". Por su parte, expertos como Rebeca Bill Chávez, del Diálogo Interamericano, advierten que una intervención militar unilateral podría desatar tensiones significativas, afectando la cooperación bilateral en comercio, migración y seguridad.    

La presidenta Sheinbaum ha destacado en sus discursos la importancia de defender la soberanía y los intereses de México sin caer en confrontaciones innecesarias. Su enfoque busca emular las estrategias de AMLO, pero con un estilo propio basado en el diálogo y la cooperación multilateral.  

Sheinbaum ha expresado su disposición a trabajar con cualquier presidente estadounidense, incluyendo a Trump, pero también ha dejado claro que México no se doblegará ante presiones externas. Su liderazgo será crucial para equilibrar la defensa de la soberanía nacional con la protección de los intereses económicos y diplomáticos del país.  

La presidencia de Claudia Sheinbaum marca un momento decisivo en la relación entre México y Estados Unidos. Con amenazas de aranceles, deportaciones masivas e intervenciones militares, Sheinbaum enfrenta el desafío de proteger los intereses de México mientras mantiene un equilibrio diplomático con su vecino del norte.  

La capacidad de Sheinbaum para manejar estas tensiones no solo definirá el futuro inmediato de México, sino también su posición como un actor soberano e influyente en la región. Su liderazgo deberá demostrar que México no es simplemente un patio trasero de Estados Unidos, sino un socio estratégico capaz de defender sus intereses en un entorno geopolítico de alta presión.  

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