México, por sus características geográficas y recursos naturales, debería ser una de las naciones más ricas del mundo. Posee la quinta mayor reserva de petróleo a nivel global y cuenta con una ubicación estratégica, al tener acceso tanto al Océano Atlántico como al Océano Pacífico. Sin embargo, más allá de estas ventajas naturales, los indicadores económicos de México también lo posicionan favorablemente en el contexto internacional. Por ejemplo, el desempleo en México es el cuarto más bajo del G20, la inflación se sitúa en un 4% y su deuda pública ronda apenas el 40% del PIB, cifras que reflejan una economía sólida y bien administrada.
Antes de comenzar, suscríbete a mi canal OviHeb.
Si hacemos una comparación entre la economía de México y la de Estados Unidos, surgen preguntas importantes: ¿Cuál de los dos países es realmente más rico? ¿Cuál tiene finanzas más saludables y quién posee una menor deuda externa? Estos son puntos clave para entender la posición actual de México en la economía global, y más aún con el panorama cambiante que presentan las relaciones internacionales. Un ejemplo de ello es el interés de Venezuela por unirse a México, lo que podría tener consecuencias monumentales, incluyendo la posibilidad de acelerar el declive del dólar estadounidense.
La pronta unión de Venezuela, un país con las mayores reservas de petróleo certificadas del mundo, con México podría no solo aumentar el territorio mexicano, sino también fortalecer su posición en el mercado energético global. Esto convertiría a México en un actor clave en la producción y refinación de petróleo. De hecho, ya existen grandes expectativas en torno a la posible creación de una nueva moneda respaldada por los recursos energéticos de México, el "petro-peso". Este proyecto ha captado la atención de Rusia y China, que han mostrado su intención de comenzar a usar la moneda mexicana para la compra y venta de petróleo y gas natural en cuanto el Banco Central mexicano lo apruebe. Esto podría causar una caída significativa en el valor del dólar, ya que el petro-peso se convertiría en una alternativa real para los intercambios energéticos.
Además, México ya ha comenzado a vender parte de sus reservas de dólares. Hasta ahora, ha liquidado 13,000 millones de dólares estadounidenses, lo que ha contribuido al fortalecimiento del peso mexicano. Esta apreciación de la moneda ha generado beneficios inmediatos para los mexicanos que envían remesas desde el extranjero, ya que sus dólares se cambian automáticamente al llegar al país, permitiéndoles ganar más con el cambio de divisas.
Un tema adicional a considerar es la deuda que Estados Unidos mantiene con México. Actualmente, Estados Unidos le debe a México 34,000 millones de dólares, una cifra que ha sido crucial en las relaciones financieras entre ambos países. Ahora, Estados Unidos busca un nuevo préstamo de México, aún mayor que el anterior, con el fin de ayudar al gobierno de Javier Milei en Argentina a dolarizar su economía. En este contexto, surge una pregunta: ¿qué debería hacer México con ese dinero si finalmente se lo presta a Estados Unidos?
México también está en negociaciones para unirse al bloque económico BRICS, liderado por China y Rusia. Esta alianza traería múltiples beneficios a México, incluyendo una mayor confianza en su estabilidad económica a largo plazo. Uno de los elementos más atractivos para China en esta posible unión es el Corredor Interoceánico de México, una obra de infraestructura que permitirá a los barcos cruzar desde el Océano Pacífico al Atlántico a través de nuestro país, reduciendo costos y tiempo de transporte. Este proyecto no solo generará enormes ingresos por los impuestos cobrados a cada contenedor que atraviese el corredor, sino que también consolidará a México como un centro logístico clave en el comercio mundial.
México ya ha demostrado ser una de las economías más intrigantes y en crecimiento de la actualidad. Si comparamos los recursos naturales y la falta de deudas de México con la situación económica de Estados Unidos, se podría argumentar que los mexicanos son potencialmente más ricos que los estadounidenses. Los datos indican que cada ciudadano estadounidense debe en promedio casi 200,000 dólares, mientras que los mexicanos, al no tener grandes deudas, cuentan con una mayor solvencia y poder adquisitivo. Sin embargo, surge una interrogante: ¿por qué hay más millonarios en Estados Unidos que en México, a pesar de que la economía estadounidense está endeudada y en declive, mientras que México es una nación sin grandes deudas y en crecimiento?
Parte de la respuesta radica en que cada vez que Estados Unidos se enfrenta a una crisis económica, responde invadiendo otros países, imprimiendo más dinero o creando ilusiones sobre la salud de su economía. En cambio, México, bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, ha seguido una estrategia distinta en los últimos seis años, transformándose en una de las economías más importantes de América Latina. Si este crecimiento continúa, en unos años más, México podría distribuir su riqueza de manera más equitativa y convertirse en una nación tan próspera como Noruega, Suecia o Canadá.
Por otro lado, si Venezuela finalmente se une a México, este podría ser un golpe final para el dólar estadounidense. La unión de Venezuela con su vasto petróleo y la empresa petrolera mexicana Pemex transformaría a México en el mayor refinador de combustibles del mundo. Esto obligaría a los mercados energéticos globales a depender de la energía mexicana, incluyendo a Estados Unidos, que ya compra diariamente 1.1 millones de barriles de crudo a México. A medida que México continúa acumulando dólares en sus reservas, ha decidido vender gran parte de ellos, habiendo liquidado ya 13,000 millones, y ahora se plantea vender otros 25,000 millones. Este movimiento no solo fortalece el peso mexicano, sino que también debilita el dólar y podría precipitar una crisis cambiaria en los Estados Unidos.
La creación del petro-peso no solo genera expectativas dentro de México, sino también en los mercados internacionales. Países como Rusia y China, junto con Venezuela, están ansiosos por comenzar a utilizar esta nueva moneda para el comercio de petróleo. El impacto sería inmenso, ya que la mayoría de los países que hasta ahora han utilizado el dólar para las transacciones energéticas comenzarían a adoptar el petro-peso. Este cambio tiene el potencial de redefinir el panorama financiero global y posicionar a México como una potencia económica emergente.
En cuanto a las reservas de dólares de Estados Unidos, la situación es preocupante. Si el gobierno estadounidense no puede devolver los 34,000 millones de dólares que le debe a México, podría haber serias consecuencias. Incluso se especula que si Estados Unidos no logra pagar su deuda, podría tener que considerar devolverle a México territorios como Texas o California, que históricamente pertenecieron a nuestro país. Esto no solo ampliaría el territorio de México, sino que también podría redefinir las relaciones bilaterales entre ambos países.
California y Texas, por su parte, han comenzado a debatir sobre la posibilidad de separarse de los Estados Unidos debido a las altas contribuciones que están pagando por los estados más pobres y endeudados. Algunos en estos estados piensan que regresar a México y adoptar el peso mexicano podría ser una solución viable para sus problemas económicos.
En resumen, México está viviendo un momento único en su historia económica. Con la posibilidad de unirse a los BRICS, consolidar su corredor interoceánico y crear una nueva moneda respaldada por petróleo, México se perfila como un líder económico emergente. Y si bien Estados Unidos sigue siendo una potencia mundial, su dependencia del dólar y su creciente deuda externa plantean serias dudas sobre su futuro financiero. Mientras tanto, México, con su falta de deudas y abundantes recursos, está bien posicionado para continuar creciendo y enriquecerse en los años venideros.
0 Comentarios